sábado, 23 de enero de 2010

Cargo en mi bolsillo izquierdo, una brújula que apunta hacia el sur.

jueves, 21 de enero de 2010

InVeNtArIo


El otro día, estuve haciendo un análisis de mi vida, y al llegar al rubro de lo económico, me lleve una gran decepción. La conclusión del análisis fue, que de no ser por la concha que he hecho y la buena voluntad de mis padres al no correrme de casa, yo estaría viviendo cual vagabundo sin hogar.

Mis posesiones materiales no me permitirían llevar una vida ni medianamente decente, obligado a abrir las latas de comida con una piedra a falta de un abrelatas, y comer con los dedos a falta de cuchara ( bueno eso de comer con los dedos lo hago, pero por decisión propia, ya que en la casa si me prestan las cucharas, siempre y cuando las lave después de usarlas), dormiría en una cama pero sin sabanas y sin almohada, ya que estas también son prestadas, y mi ropa la tendría que guardar en una caja que mi madre guarda en la cochera, sobra de un ventilador de techo que compro en navidad, la cual tendría que robar si llegara el caso del desalojo por parte de mis padres.
Para hacer esto mas sencillo nombrare todo lo que me pertenece y ustedes juzguen por su cuenta, esto lo haré sin ningún orden en especial: Una raqueta Head con funda que no huso desde hace tres meses pues me lastime el hombro jugando tenis, un netbook Acer apspireone con 8 gigas de disco duro, 1.5 Gb de Ram y con Ubuntu linux como sistema operativo, una mochila para acampar ya paseada por varios lugares, una bicicleta de ruta Alubike no muy correteada pero con algunos golpes a causa de una tonta caída donde casi dejo media nalga en el pavimento a cambio de tres ramitas de mezquite, una bicicleta de montaña marca Specialized ya con un honroso lugar 141 de 400 en la carrera de Calabacillas, una cama con cuatro cajones a los lados y con un colchón prestado que ya orine para poder reclamarlo mio, un sofá individual donde solo cabemos mi ego y yo, un buró negro con cajón, una pequeña colección de libros donde destaca una novela romántica que no me atrevo a tirar por razones ecológicas, una colección de discos de música donde se puede encontrar desde un sabroso son jarocho hasta la novena del Beethoven, colección que ya prometí heredar a la Rara si yo llegase a morir, un Fiat 600 del 59 que se encuentra en su etapa final de restauración, una camioneta Chevorlet Cheyen del 81 color rojo lija, con gas Lp de combustible, con llantas nuevas y con una radio que en días nublados se niega funcionar, que espero mi padre me herede en vida, dos sombreros colombianos, regalo de la Zuly y de su desgreñada tía (jaja a ver si no se enoja Magaly), un celular Nokia, de esos con lucesita y con 30 pesotes de tiempo aire, dos cuentas de correo electrónico, una en hotmail y otra en gmail, una cuanta en el face, un blog lleno de tonterías (laanticaspa.blogspot.com), una pelusa en el ombligo, media manzana de Cuauhtémoc que pienso comer mañana, un perro que me ladra cuando no le doy de comer y un sueño de la chingada por estar escribiendo tarugadas en la noche.

Como ven no hay mucho de que presumir, pero tampoco ningún pendiente por que me roben algo de valor. En el camino he perdido alguna cosas valiosas como mi pijama de Superman que venia con todo y capa, la cual deje de ver a los 5 años, y aun, sin perder esperanzas, sigo buscando.

El andre y su compadre Pancho

El andre y su compadre Pancho
Caluroso día de verano de 1914, poco antes de la toma de Zacatecas