La
lectura tiene un efecto curioso, al principio el acercamiento a lectura es por
razones de entrenamiento o curiosidad, leemos una revista de viajes para pasar el rato en
una sala de espera, o el niño que lee la historia del mago que enfrenta el mal con sus
compañero de escuela, porque le dijeron que era un libro muy divertido.
Entonces cautivados por ese primer encuentro buscamos otras historias igual de
fantásticas, y sin darnos cuenta ya hemos tenido referencias de lugares
lejanos, de profesiones extrañas, de costumbres raras que se practicaban en el
pasado; y la curiosidad nos lleva a buscar información de todo eso que hemos
leído, queremos saber si es cierto que existe ese lugar, si alguna vez recorrió el mundo aquel fantástico personaje del que se habla en aquel libro.
Y entonces estamos
leyendo ya no por diversión solamente sino por la búsqueda del conocimiento,
y ya no somos capaces de decir con
seguridad si leemos por el solo gusto de leer o si leemos por el gusto de
adquirir conocimientos.