Te moriste Eli, y ahora la distancia y el tiempo que no separo parece insalvable pero quedan los recuerdos de la infancia profunda: días soleados, pasto, risas, el cigarro de tu madre, tu pelo rizado, tu mirada perdida y tu presencia amarilla. Eso queda, ya no estas.
Todos tenían que ver contigo, fuiste parte de la vida de todos; era lo mejor que hacías, estar en todos lados. Metiche de naturaleza y platicador como nadie, parecía que odiabas la quietud y el silencio, y que estas empeñado en compartir tu ruido con todos. Y estos día, de tristeza, ocupo el silencio para pensar en tu ruido.
Me hubiera gustado que conocieras a mis sobrinos, de seguro te llamarían tío y jugarías con ellos al fútbol y tu serias con el portero y vestirías la casaca fluorescente del Jorge Campos o la amarilla del América
Como te queremos pinche güero..
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